¿Qué es del alma cuando el cuerpo del ser amado no aparece?, ¿cuando un río se lo llevó y con él la vida de quienes lo aman? Así, en presente, porque aunque el ser amado desaparece en el tiempo, el amor no sabe de pasado ni de olvido ni de consuelo fácil, se le sigue amando... El amor se vuelve vacío y el alma arde por consuelo, por presencia y por abrazar, una última vez, a quien le diste la vida, a ese niño pequeño que un accidente te arrebató y no has vuelto a ver.
Ángel, Alma libre que busca un lugar entre las estrellas, esas luces que lejanas nos inspiran a mirar hacia lo alto, a soñar con una vida más allá de la vida, a saborear la eternidad entre las amargas lágrimas de un adiós colgado del tiempo. Alma libre en busca de su creador mientras extraña el beso de papá y mamá.
9 sueños que un río se llevó, 9 nombres que saben a eternidad. 9 almas con sed de vida, que se durmieron camino de la escuela, del jolgorio, de las risas y las letras, de los números hechos canción, del desayuno escolar y de las travesuras que a diario eran como aventuras de superhéroes. 9 niños que vamos a extrañar.
Que la vida les alcance donde estén Ameli, Noemí, Daniel, Eduardo, Neymar, Diana, Baruc, Estefanía y Sylvana. Que sus familias hallen paz.
Allá, en lo alto, el 15 de junio nació una nueva constelación que apunta a El Chaco.