sábado, 13 de agosto de 2016

Soy de ellos, siendo perdidamente yo...

Tengo un par de razones para vivir,
la vida misma que me deja estar aquí
y el deseo innato de no dejar de existir.

Tengo respeto por la muerte y su misterio,
por la puerta que se abre cuando los ojos se cierran, para siempre,
a esto que llamamos vida y es solo aprender a morir.

Tengo miedo a ser cometa que se enreda con un árbol
y no aprendió a volar en cielo abierto,
intentando dominar los vientos fuertes
y las ganas de subir sin techo alguno.

Tengo sed de que mis raíces se hallen firmes
para cuando la tempestad arrecie,
cuando en medio de la noche ruge el viento
y la ceguera se vuelve terror.

Y la muerte no es mi miedo mayor,
y es que tengo solo dos manos y tres corazones que quiero cuidar,
incluso y a costa del mío, incluso y a pesar de mis temores,
incluso cuando mientras laten me roba el hálito por un segundo que me sabe a eternidad.

Y soy solo un ser humano,
polvo y ceniza que vieren volar.
Cometa con raíces,
árbol que bebe del mundo y no se quiere ahogar.

Soy mi yo frente al espejo y sus miradas fijas en mi,
soy caldero atravesando el fuego de la vida
y semilla entre la nieve que se niega a sucumbir...
Y sus miradas son el fuego cuando el invierno arrecia intenso,
Y son sus ojos, y el amor que traen dentro, el viento fresco que me devuelve la respiración.

Soy mi yo frente al espejo, siendo de ellos.
Soy de ellos, siendo perdidamente yo...

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