martes, 28 de junio de 2016

¿Cómo gobierna (debe gobernar) una mujer?

El domingo 26 de junio una gran parte de América y España se quedaba colgada del capítulo final de una serie sobre reyes, castillos, dragones, magia, muerte y fuego. "Juego de Tronos" cerraba su sexta temporada y deja dudas y preguntas sobre el desenlace de la serie con la probabilidad de que los 7 reinos sean dominados por una mujer, una de las dos reinas gobernantes: Cersei o Daenerys.



Debido a las elecciones impuestas sobre su vida por el patriarcado del poder que la rodea, Cersei menosprecia a las mujeres pues las cree débiles e incapaces de gobernar, excepto ella, claro está, ella tiene la inteligencia y las armas para hacerlo. Narcisista y ambiciosa, ha heredado de su padre, y su ambiente, la capacidad de destruir al otro para alcanzar lo que quiere, mentir, engañar, usurpar y tomar todo del otro, incluso su vida. Cuida de su entorno familiar muy cercano, castiga con inusual furor a quienes la contradicen, incluso si es su hermano Tyrion, a quien no quiere mucho que digamos, Pero, a la vez, es capaz de esconder en su corazón el amor más profundo por sus 3 hijos y su hermano-amante y armar, alrededor de ellos; un plan: alcanzar poder y hacer lo que sea necesario para mantenerlo bajo control en su círculo familiar inmediato. Sevicia y violencia marcan su acción, su gobierno y someten a sus coterráneos de King´s Landing, atemorizando a cualquiera que quiera "usurpar" el poder de quien lo merece por herencia y bendición de los dioses: los antiguos y los nuevos, o las armas, que al final da igual. Tras varias luchas internas y malos resultados de sus planes, se ha quedado sola, sentada en el Trono de Hierro, dispuesta a gobernar con el tradicional lema de su familia "Un Lannister siempre paga sus deudas" y las cobra, con intereses muy altos, también, sino que se lo pregunten a sus enemigos.


Desde el otro lado del mar, al frente de una flota de navíos reunidos por varios aportantes, Daenerys de la casa Targaryen viene a reclamar el trono que le pertenece, ese que Cersei no quiere soltar. Emigrante exiliada desde niña, la adolescente rubia hija del Rey Loco ha superado su fragilidad y dependencia tras vencer en varios encuentros con el fuego: el de la pira de su esposo y su pasado que la convirtió en Madre de Dragones y el incendio que acabó con un sistema patriarcal de dominación de los Khalasar Dothraki. Rompedora de Cadenas, capaz de luchar contra cualquier sistema que le parece injusto e inhumano, podríamos decir, sueña con un sistema de gobierno que libere a los pueblos y les de sostenibilidad en libertad. Cuando abandona Meereen, la ciudad que la fortaleció como gobernante, deja a cargo a una persona de confianza para guiarla. Cuando fue traicionada supo juzgar al agresor y aunque mucho le doliera ha renunciado a sus mejores amigos o amantes para que su nombre siga siendo respetable. Dejó de ser una niña frágil y se convirtió en una mujer fuerte, conquistadora valiente y segura de sí misma. Su conquista, aunque cruenta y respaldada por tres dragones capaces de quemarlo todo, lleva el sello de la compasión, respetada por sus seguidores y amada por sus más fieles y cercanos compañeros de batalla. Para esta última guerra se ha aliado abiertamente con quienes la necesitan para recuperar sus castillos y posesiones. Inicio su camino bajo la sombra de su hermano urgidos por recuperar el Trono de Hierro, en el camino a ese trono aprendió a liderar, a escuchar, a perdonar y a juzgar.


¿A cuál de las reinas se debe parecer una mujer cuando gobierna?

sábado, 18 de junio de 2016

¿Qué puedo hacer si te duele?

Apretujado en el trole, con destino cierto y con cierto retraso, voy camino de una cita con la vida. No, no voy al médico, ni a una entrevista de trabajo, voy a ver cómo enfrento el alma rota de mi madre. El abuelito se nos fue tras 94 años de batallas, aciertos y caídas...

Y en la unidad de transporte basta con afinar un poco el oído para distinguir, entre el murmullo y el bullicio, alguna historia rota, una voz que se queja de la vida y de sus noches oscuras.

La procesión va por dentro y uno no puede sino callar los argumentos e intentar pasar el trago amargo que le llega, sin un orden particular, sin desearlo ni quererlo.

Entre tantas voces rotas hay carcajadas sonoras, jolgorio quinceañero que, ávido, quiere darle sabor a la vida o saborear lo que los otros viven y parece de mejor dulzor que la propia experiencia adquirida.

Se nos da con querer gritar, romper el silencio y los nudos en la garganta, dejar que las palabras expresen lo que nos está quemando adentro, ahí donde el alma vive sola por mucho que nos acompañen los amigos, la familia, el ser amado, el espejo y la conciencia. Gritar o romper a llorar, gritar o romper todo para que haya un gesto visible del dolor interno que se agiganta con el silencio y los consuelos ajenos. Para ver si así nos entienden un poquito o mucho, para ver si así se dejan de consuelos extraídos de un libro de autoayuda.

...la psicóloga de una amiga, hace unos días, perdió a su pareja de 25 años de vida, de buena vida, claro. Y ahora, ella, desde su plataforma de historias, anécdotas, libros y frases profundas, no entiende cómo coser el descosido ni parchar el roto que se le vino encima.

Cada quien hace de soldado herido en este campo de batalla que es la vida y carga su fusil, sus miedos y sus dudas.

Y es que, ante el dolor ajeno, uno no puede sino callar y acompañar desde el silencio a la pasión que al otro abruma. Porque, aunque tenga toda la buena intención, de poco sirve echar mares de agua fresca sobre la cabeza del amigo, el pariente o conocido si el incendio y la llama está muy dentro, en la soledad que tiene forma de hueco en el pecho y que no se llena con palabras, ni siquiera con la compañía.

Ante el dolor ajeno, uno es como aquel espectador del circo romano. Puede animar al gladiador, apostar todo por él, gritar su nombre para darle coraje... Pero jamás podrá empuñar su espada ni pelear su lucha.

Ante el sufrimiento del ser querido, aún cuando sea poco conocido -contradicción absurda-, no nos queda sino espectar pacientes y comprometidos a la crisálida hasta que rompa su capullo, sin intervención nuestra porque podríamos romper las alas de esta alma que tanto queremos y que avanza un paso más en su construcción vital tan propia, tan solitaria y tan única.

Al llegar, descubro que un abrazo silencioso enjuga más lágrimas que un libro de autoayuda.


jueves, 28 de abril de 2016

No te me rompas Ecuador

Tiembla la tierra a 7.8
Y golpea a cien mil almas con furor,
grita la noche desnuda, sin sosiego,
Sufre mi gente, clama en su dolor...

Duele, la vida a oscuras duele!
Duelen las voces apagadas sin razón
duelen los sueños aplastados
entre los hierros retorcidos, el absurdo y la desesperación

No te me rompas Ecuador,
que ya amanece pronto
y curaremos tu dolor

No te derrumbes Ecuador
que hay millones de almas libres
que te aman y te van a levantar.

Y aunque la tierra tiemble
y los edificios se derrumben
Aunque algunos sueños se trunquen
nos volveremos a levantar.

Por cada corazón que luche
por cada par de manos que ayudan
por cada sonrisa que vence al miedo
Ecuador, arrecho, no se deja derrumbar..


sábado, 23 de abril de 2016

Un terremoto... de amor

En una nota de voz de casi 15 minutos, una amiga de Manta, 4 días después, me contó cómo vivió la tragedia que el sábado 16 de abril a partir de las 18:58 enlutó a todo un país, mi país, Ecuador.

42 segundos cambiaron la vida de más de 14 millones de personas de un pequeño país en el centro del mundo. Un punto subterráneo se rompió y sacudió la tierra bajo los pies de personas que estaban viviendo su noche de sábado, aprestándose a ir al templo de su fe a dedicarle una oración al dador de la vida, preparándose para ir de farra con las amigas y amigos, sentados frente a la TV haciendo zapping...

Y 42 segundos fueron suficientes para llevarse a cientos a otro lugar, porque entre los escombros y la oscuridad sus vidas fueron segadas, se apagaron entre un lamento, una oración surgida del pánico y la fe, mientas otros, entre la desesperación y el miedo, corrían lejos de todo lo que caía, buscando salvar su vida y la de los suyos.

"... Y no paraba ese infierno, queríamos salir corriendo y la tierra no nos dejaba... nos miramos a los ojos, nos abrazamos y esperamos nuestra muerte..."

Su voz entrecortada, temblorosa, ahogada por el miedo, acribillada de terror recuerda el aciago momento, el deseo de salir corriendo y no poder, de buscar lugar seguro y saber que no lo había, la angustia de no haber vivido lo suficiente, de probar la sed por tener un poco más de tiempo, para vivir a los suyos, para hacer real el milagro de ser madre y que un niño te diga "mamá". 42 segundos fueron suficientes para ver la vida entera pasar y sufrir un futuro que se podía quedar bajo los escombros del que ha sido por más de 20 años su hogar. "Mi mamita, desde el patio me gritaba, me llamaba que saliera que todo se estaba cayendo... Y yo no podía. Bajo el umbral de la puerta abrazada a él rogaba que ya pare y escuchaba como todo caía a mi alrededor..." ¿A dónde huyes cuando no hay salida? Tu mente te lleva a los momentos felices que tuviste y a los que quisieras vivir... "Intentábamos salir y la onda de esa pendejada nos echaba hacia atrás... Mi papi tampoco pudo salir del piso de arriba, le pasó lo mismo".

43 segundos después, terror por doquier, entre la oscuridad de la noche y el llanto de la gente, se escuchaban caer las paredes de los vecinos, los gritos y la angustia, nombres que el viento transportaba tratando de ubicar a los hijos, a la madre, a los amigos... Nombres que nos duelen al hacer recuento del desastre. Nombres que nos empujan a ayudar, que nos duelen como propios.

"...nosotros fuimos bendecidos porque literalmente no nos pasó nada, más allá del susto y el terror vividos, no nos pasó nada... Pero cómo duele enterarte de quienes lo perdieron todo, empezando por sus seres queridos..."  

Y ahora empieza la tarea de reconstruirlo todo: 
la confianza en la tierra que pisas a diario, 
la confianza en la vida que vives de milagro
la confianza en la gente que te rodea y que te ayudó cuando todo se caía en pedazos
la confianza en que el amor no te suelta nunca cuando es de verdad
la confianza en la patria en la que no elegiste nacer pero que te abraza desde cada rincón y te ayudará a reconstruir lo que una noche de abril, un sacudón de la Pacha Mamá, te quitó.

Volveremos a sonreír. 

A vivir!



miércoles, 13 de abril de 2016

El presidente invisible...

La última vez que lo vieron sonreír en cámara fue cuando se ciñó la banda que le otorgaba poder sobre la Constitución. A diferencia de su antecesor y aunque la ciudadanía pedía que la quemara ipso facto, decidió volver a darle equilibrio y estabilidad a su pueblo golpeado, adolorido, vejado por años. Juró su poder sobre la  constitución por la que una gran mayoría votó. Y, aunque habría que hacerle muchos cambios, decidió devolverle a la institucionalidad el respeto que se merece. Porque la historia como cualquier actividad humana se construye sobre el respeto.
Había crecido tanto el descontento por la figura del político que aparecía en todo canal, a toda hora, para repetir siempre lo mismo, que incluso, él mismo, estaba harto de ser político. Y su compromiso era dejar ese pasado en el congelador, colocar en terapia intensiva a la debilitada economía, invertir en la salud de su gente y sembrar dólares para cosechar progreso.
A diferencia del pasado y con el ánimo de que la confianza se fortalezca entre los vecinos locales y los extranjeros, pero no extraños, promovió un PARE urgente en esa tarea idiota de extraer dólares del subsuelo y echarlos a volar en aviones lejos del suelo patrio para depositarlos en arcas con hedor a corrupción y podredumbre, a promesas vanas y a mentiras cantadas como himno patrio.
No quería slogans nuevos, le molestaba el solo hecho de andarlo diciendo todo en verso y cerrar un discurso con el puño en alto vociferando palabras de un asesino serial del pasado oscuro de su querida América Latina. Y es que él nunca había llegado a tragarse el cuento de que aquel médico que mataba gente sin juicio ni reparo moral podía ser admirado por andar de boina y tabaco.
Y es que la revolución que hace mucha bulla es la que algo esconde y, por lo general, suelen ser gritos de angustia, dolor y miedo del pueblo que la sufre en carne propia. En huesos en realidad, porque no hay alimento, y en casos cercanos ni medicinas.
Y pasó la constitución por una cernidera de valores, escogió mejor a la gente que lo rodea, gente honesta que no le mienta, gente de barrio, pies de polvo y manos con callos. Gente que sabe lo que sufre la gente para llegar a fin de mes. Y es que sembrar desarrollo sólo es posible desde quien sabe sembrar, porque el ingeniero puede saber mucho de ciencia pero no sabe sembrar.

Y pasaron 100 días, 500 y llegó a los 1000 de su gobierno y ya casi nadie recordaba su rostro sonriendo, pocas fotos en los diarios y menos horas de TV, el presidente se volvió invisible pero en la calle, la gente caminaba con calma, el miedo había emigrado, la confianza volvió a invertir en suelo patrio y muchos recordaban el nombre del presidente y en silencio le agradecían que se haya vuelto tan invisible.

viernes, 8 de abril de 2016

Ojos de luz

Sus ojos rozaron los míos a metros de distancia y ya no pude volver a ser el mismo. Semillas de vida cayeron en el árido suelo de mis sentimientos y mi sinrazón. Gotas de lluvia de una mirada con alma, de sueños que quieren hacerse realidad; marejadas de luz, ilusiones sin nombre propio todavía, anhelos de saborear la vida sin temor al gusto que nos puedan dejar.

Y no buscaba yo sus ojos, no ansiaba hallarme en su mirada, no sabía que el alma tiene sed de luz y que tan solo los ojos vivos de alguien más la puede saciar.

Y cada día que despierta, esa estrella fugaz que alteró mi universo, me vuelve a llamar: papá.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Soy opositor

Tengo que declararme culpable. Sí. No creo que sea un delito grave pero según los comentarios de quien gobierna mi país actualmente, al parecer soy casi un criminal y merezco insultos y agravios de forma permanente.

Soy opositor al régimen que nos gobierna, crítico de muchas de las prácticas con que gobierna y totalmente opositor al idioma revolucionario sobre el cual divide a la sociedad ecuatoriana entre "pelucones, vendepatria, odiadores, sinvergüenzas, caretucos y un largo etcétera" y los revolucionarios de corazón ardiente y manos limpias.

No logro entender en qué momento, por pensar diferente a la voz oficial del gobierno, me convertí en un criminal de tan baja calaña. Se me hace imposible creer que un gobierno pueda sentar sus bases sobre la división, el odio, los insultos y la descalificación de quien piensa diferente, y a la vez, llamar al diálogo por un Ecuador mejor, para construir una patria nueva.

Soy opositor, sí, pero no he dejado de ser ecuatoriano. No dejaré de serlo y tampoco negociaré mis principios para ser absolvido de mis culpas y ser adoptado entre los hijos de la revolución que nos gobierna.

Claro, hay opositores tan enfermos como el gobernante de turno que destilan odio desde su alambique personal. Sus razones tendrán. Cada quien defiende lo que le mueve a vivir.

Yo solo defiendo mi libertad a pensar diferente, a disentir y expresarme acorde a mis principios y convicciones. Puedo estar equivocado, total no soy perfecto, pero no por ello me siento un cuasi criminal y menos aún creo merecer tanta palabra altisonante lanzada a los 4 vientos por quien gobierna desde el sillón al que llegó con el apoyo de millones de personas que, de seguro, tampoco se sienten representadas en tanto insulto e improperio.

Finalmente, sí, soy opositor. Cuando pago mis afiliaciones al IESS y el de mis empleados, también soy opositor. Cuando creo empleo y lo sostengo en medio de la crisis, sigo siendo opositor. Al buscar el mecanismo más adecuado para invertir en mi país y evitar sacar mi dinero, poco o mucho, a Panamá, Bélgica u otro destino, lo hago como opositor, porque sigo creyendo en el futuro de la patria que quiero heredarles a mis hijos.

Cuando, en lugar de ir por tierra a países vecinos, de compras, para ahorrarme unos cuantos impuestos, de los que también me quejo, y compro acá, lo hago como ecuatoriano opositor. Y vaya que conozco a muchos comulgantes del gobierno que aplauden los discursos pero salen de compras fuera del país.

Podrán decir que además de opositor soy pendejo, yo prefiero seguir creyendo en arrimar el hombro cuando más falta hace y no en salir corriendo como rata o volando como buitre después de haberme servido de la época de bonanza que este gobierno no supo administrar con previsión y madurez.

Mañana, cuando vayas a inaugurar una obra emblemática recuerda que cuando pago mis impuestos, fruto de mi trabajo, esfuerzo, sacrificios y valentía para seguirle apostando al país, lo hago como opositor. Y mis impuesto al igual que los de millones de opositores, construyeron ese proyecto o pagarán la deuda con que se realizó. Ese al que insultas mientras inauguras la obra, ese al que menosprecias mientras te sirves un banquete en Carondelet, ese soy yo.

Con cariño opositor.

Guido.