sábado, 18 de junio de 2016
¿Qué puedo hacer si te duele?
Y en la unidad de transporte basta con afinar un poco el oído para distinguir, entre el murmullo y el bullicio, alguna historia rota, una voz que se queja de la vida y de sus noches oscuras.
La procesión va por dentro y uno no puede sino callar los argumentos e intentar pasar el trago amargo que le llega, sin un orden particular, sin desearlo ni quererlo.
Entre tantas voces rotas hay carcajadas sonoras, jolgorio quinceañero que, ávido, quiere darle sabor a la vida o saborear lo que los otros viven y parece de mejor dulzor que la propia experiencia adquirida.
Se nos da con querer gritar, romper el silencio y los nudos en la garganta, dejar que las palabras expresen lo que nos está quemando adentro, ahí donde el alma vive sola por mucho que nos acompañen los amigos, la familia, el ser amado, el espejo y la conciencia. Gritar o romper a llorar, gritar o romper todo para que haya un gesto visible del dolor interno que se agiganta con el silencio y los consuelos ajenos. Para ver si así nos entienden un poquito o mucho, para ver si así se dejan de consuelos extraídos de un libro de autoayuda.
...la psicóloga de una amiga, hace unos días, perdió a su pareja de 25 años de vida, de buena vida, claro. Y ahora, ella, desde su plataforma de historias, anécdotas, libros y frases profundas, no entiende cómo coser el descosido ni parchar el roto que se le vino encima.
Cada quien hace de soldado herido en este campo de batalla que es la vida y carga su fusil, sus miedos y sus dudas.
Y es que, ante el dolor ajeno, uno no puede sino callar y acompañar desde el silencio a la pasión que al otro abruma. Porque, aunque tenga toda la buena intención, de poco sirve echar mares de agua fresca sobre la cabeza del amigo, el pariente o conocido si el incendio y la llama está muy dentro, en la soledad que tiene forma de hueco en el pecho y que no se llena con palabras, ni siquiera con la compañía.
Ante el dolor ajeno, uno es como aquel espectador del circo romano. Puede animar al gladiador, apostar todo por él, gritar su nombre para darle coraje... Pero jamás podrá empuñar su espada ni pelear su lucha.
Ante el sufrimiento del ser querido, aún cuando sea poco conocido -contradicción absurda-, no nos queda sino espectar pacientes y comprometidos a la crisálida hasta que rompa su capullo, sin intervención nuestra porque podríamos romper las alas de esta alma que tanto queremos y que avanza un paso más en su construcción vital tan propia, tan solitaria y tan única.
Al llegar, descubro que un abrazo silencioso enjuga más lágrimas que un libro de autoayuda.
jueves, 28 de abril de 2016
No te me rompas Ecuador
sábado, 23 de abril de 2016
Un terremoto... de amor
42 segundos cambiaron la vida de más de 14 millones de personas de un pequeño país en el centro del mundo. Un punto subterráneo se rompió y sacudió la tierra bajo los pies de personas que estaban viviendo su noche de sábado, aprestándose a ir al templo de su fe a dedicarle una oración al dador de la vida, preparándose para ir de farra con las amigas y amigos, sentados frente a la TV haciendo zapping...
Y 42 segundos fueron suficientes para llevarse a cientos a otro lugar, porque entre los escombros y la oscuridad sus vidas fueron segadas, se apagaron entre un lamento, una oración surgida del pánico y la fe, mientas otros, entre la desesperación y el miedo, corrían lejos de todo lo que caía, buscando salvar su vida y la de los suyos.
"... Y no paraba ese infierno, queríamos salir corriendo y la tierra no nos dejaba... nos miramos a los ojos, nos abrazamos y esperamos nuestra muerte..."
43 segundos después, terror por doquier, entre la oscuridad de la noche y el llanto de la gente, se escuchaban caer las paredes de los vecinos, los gritos y la angustia, nombres que el viento transportaba tratando de ubicar a los hijos, a la madre, a los amigos... Nombres que nos duelen al hacer recuento del desastre. Nombres que nos empujan a ayudar, que nos duelen como propios.
"...nosotros fuimos bendecidos porque literalmente no nos pasó nada, más allá del susto y el terror vividos, no nos pasó nada... Pero cómo duele enterarte de quienes lo perdieron todo, empezando por sus seres queridos..."
miércoles, 13 de abril de 2016
El presidente invisible...
viernes, 8 de abril de 2016
Ojos de luz
Y no buscaba yo sus ojos, no ansiaba hallarme en su mirada, no sabía que el alma tiene sed de luz y que tan solo los ojos vivos de alguien más la puede saciar.
Y cada día que despierta, esa estrella fugaz que alteró mi universo, me vuelve a llamar: papá.
miércoles, 16 de marzo de 2016
Soy opositor
Tengo que declararme culpable. Sí. No creo que sea un delito grave pero según los comentarios de quien gobierna mi país actualmente, al parecer soy casi un criminal y merezco insultos y agravios de forma permanente.
Soy opositor al régimen que nos gobierna, crítico de muchas de las prácticas con que gobierna y totalmente opositor al idioma revolucionario sobre el cual divide a la sociedad ecuatoriana entre "pelucones, vendepatria, odiadores, sinvergüenzas, caretucos y un largo etcétera" y los revolucionarios de corazón ardiente y manos limpias.
No logro entender en qué momento, por pensar diferente a la voz oficial del gobierno, me convertí en un criminal de tan baja calaña. Se me hace imposible creer que un gobierno pueda sentar sus bases sobre la división, el odio, los insultos y la descalificación de quien piensa diferente, y a la vez, llamar al diálogo por un Ecuador mejor, para construir una patria nueva.
Soy opositor, sí, pero no he dejado de ser ecuatoriano. No dejaré de serlo y tampoco negociaré mis principios para ser absolvido de mis culpas y ser adoptado entre los hijos de la revolución que nos gobierna.
Claro, hay opositores tan enfermos como el gobernante de turno que destilan odio desde su alambique personal. Sus razones tendrán. Cada quien defiende lo que le mueve a vivir.
Yo solo defiendo mi libertad a pensar diferente, a disentir y expresarme acorde a mis principios y convicciones. Puedo estar equivocado, total no soy perfecto, pero no por ello me siento un cuasi criminal y menos aún creo merecer tanta palabra altisonante lanzada a los 4 vientos por quien gobierna desde el sillón al que llegó con el apoyo de millones de personas que, de seguro, tampoco se sienten representadas en tanto insulto e improperio.
Finalmente, sí, soy opositor. Cuando pago mis afiliaciones al IESS y el de mis empleados, también soy opositor. Cuando creo empleo y lo sostengo en medio de la crisis, sigo siendo opositor. Al buscar el mecanismo más adecuado para invertir en mi país y evitar sacar mi dinero, poco o mucho, a Panamá, Bélgica u otro destino, lo hago como opositor, porque sigo creyendo en el futuro de la patria que quiero heredarles a mis hijos.
Cuando, en lugar de ir por tierra a países vecinos, de compras, para ahorrarme unos cuantos impuestos, de los que también me quejo, y compro acá, lo hago como ecuatoriano opositor. Y vaya que conozco a muchos comulgantes del gobierno que aplauden los discursos pero salen de compras fuera del país.
Podrán decir que además de opositor soy pendejo, yo prefiero seguir creyendo en arrimar el hombro cuando más falta hace y no en salir corriendo como rata o volando como buitre después de haberme servido de la época de bonanza que este gobierno no supo administrar con previsión y madurez.
Mañana, cuando vayas a inaugurar una obra emblemática recuerda que cuando pago mis impuestos, fruto de mi trabajo, esfuerzo, sacrificios y valentía para seguirle apostando al país, lo hago como opositor. Y mis impuesto al igual que los de millones de opositores, construyeron ese proyecto o pagarán la deuda con que se realizó. Ese al que insultas mientras inauguras la obra, ese al que menosprecias mientras te sirves un banquete en Carondelet, ese soy yo.
Con cariño opositor.
Guido.
miércoles, 2 de marzo de 2016
El viaje de Sebas...
Aún así, Sebas sabía que su juego de luchar contra el tiempo y el despertador, en algún momento, le costarían una fuerte suma como multa por llegar tarde. ¿Excusas? no se aceptaban. Y como no descubriera una forma de doblar el tiempo, al estilo Einstein, y usar un agujero de gusano para viajar en el tiempo, pues...
Todavía recordaba los viejos aeropuertos, esas moles de acero y aluminio surcando el firmamento a velocidades “increíbles”, no podía olvidar que cada vez que iba a subir a un Airbus encendía su viejo LED, unas horas antes, para ver esos accidentes aviatorios explicados al detalle por Discovery y pensar en poder aterrizar un avión en caso de que al piloto se le soltara un cable en el cerebro, aún cuando no había querido aprender a manejar ni la bicicleta, por temor al vértigo.
Y se vuelve a reír mientras su vestimenta de nanofibras se encarga de la ducha tempranera. Cuánto añoraba el agua tibia en la ducha, agua, ese tesoro que ya casi nadie poseía en cantidades libres.
Antes de presionar el botón de “viaje programado” repasa sus líneas en inglés, japonés, chino y aurobio, ese loco idioma usado por los empresarios para explicar sus conceptos de mercado. Total, el implante del administrador de multilenguaje no le había salido tan caro.
Sonríe al recordar que la planta productora de ellos y la patente UNIVERSAL le pertenecía. Había que lidiar con los “inventores de bajo presupuesto” que desarmaban los equipos de alta tecnología y luego les hacían réplicas “exactas” con materiales 100 veces mas baratos, pero inigualablemente menos durables.
Ja! Una cosa era comprar un iMind a mitad de precio de un productor “independiente”, otra meterte un chip en el cerebro que tenía residuos de plomo y cobre, había que estar loco…
RAYOS! T-2m. Toma su comunicador móvil, la tarjeta de acceso y los coloca en el área de carga del transportador UNIV02.
Ajusta su respiración a la recomendada por el impulsador de partículas y, listo, a comer kilómetros a la velocidad de la luz.
Una vez más, a tiempo y sin tener que hacer escala en ningún sitio.